Lo que yo pensaba que iba a ser una película de risa y ya, resultó ser una película de risa con algún que otro mensaje.
El principal, es el problema de la falta de oportunidades en la España actual para los grandes talentos que son obligados a terminar de pagar sus cursos de postgrado y master sirviendo hamburguesas (un trabajo tan digno como cualquier otro, dicho sea de paso) o teniendo que aprender un idioma nuevo para poder aplicar su know-how en un país que no es el suyo. Parece mentira que con las cosas tan buenas que tiene España (léase el clima, la gastronomía, la variedad cultural…) seamos los que peor nos tratamos como empleados o intento de emprendedores.
Sin ánimo de meterme en temas políticos porque me aburren soberanamente, el mensaje de la película va más allá de esto.
“El que olvida su historia está condenado a repetirla”. Buenísima afirmación. Los humanos somos el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra (y como cojamos cariño a la piedra, ya apaga y vámonos). Y aún así no aprendemos. Nuestros bisabuelos ya tuvieron que emigrar y ahora nos toca a nosotros ¿los siguientes? nuestros tataranietos (cálculo hecho en base a que cada vez recurrimos más tarde a la paternidad).
Aunque una cosa sí que nos quiere enseñar la película y es que “si algo te va a hacer feliz, hazlo”. A fin de cuentas, ¡la vida es muy corta señores!
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