Hay días en los que un rayo de sol te da la vida, te llena y hasta, sin saber por qué, le sonríes al aire. Un paseo por un parque, sentarte en un banco para observar la gente que te rodea, tratando de averiguar a qué se dedican, qué les habrá traído al mismo sitio que tú, quién será la persona que les acompaña… No hace falta música, te adentras en los sonidos que vienen de todos lados, el niño jugando intentando llamar la atención de su abuelo con pequeños chillidos, la bicicleta que pasa por tu lado haciendo sonar su timbre para hacerse paso entre los viandantes, las hojas de los árboles meciéndose al son del viento, dos amigas que comparten confidencias… y si te concentras, hasta casi puedes oír el paso de las páginas de ese que está leyendo un libro… Feliz día!
Escribir comentario